Comienzos: (CIGA)


El Centro de Interpretación de la Gastronomía de la Alpujarra (C.I.G.A.) comienza a manifestarse como una realidad, empieza a dejar el campo de lo espiritual para pasar a la tierra tomando forma. Se va a levantar en el edificio que ha sido el Hostal Ruta del Mulhacén, por lo tanto primero es vaciar todo para que lo Creativo se materialice para el bien de todos los seres del universo.

El Centro de Interpretación de la Gastronomía de la Alpujarra (C.I.G.A.) como idea surgió en septiembre de 2006, cuando estábamos realizando los talleres de la Escuela Vacaciones Alpujarra.

Los alumnos que permanecían más de dos días querían comer una comida más variada, pues la oferta culinaria del pueblo se basaba en los platos típicos más turísticos y con más demanda, como por ejemplo las papas a lo pobre, solicitadas por el 80% de los visitantes, el 20% restante quiere comer las migas. Son los platos estrella de la gastronomía alpujarreña.

Pensar que la población autóctona se alimenta a base de papas y de migas, es insostenible, teniendo en cuenta que los diferentes micro-climas, el sistema de riego heredado de los árabes y
la conformación del terreno hacen viable el cultivo de una gran variedad de productos en casi todas las estaciones.

Desde el mar Mediterráneo hasta la cumbre más alta de la península Ibérica, el Mulhacén, hay apenas 70 Km de carretera. Una excursión desde la costa hasta el Barranco de Poqueira nos permite, en esta época, contemplar la riqueza de sus tierras: aguacates, chirimollas, granadas, naranjas y limones...aceitunas, almendras y en las alturas las nueces y las castañas...
La huerta, todavía a finales de noviembre, produce hortalizas propias de verano, es por lo cálido del clima, y por otra parte las verduras de invierno comienzan a ofrecerse.

No solo de verde vive el alpujarreño, en las sierra pastan las cabras, las ovejas y las vacas que crían unos chotos, corderos y becerrros con unas unas carnes sabrosísimas ya que los animales e se han alimentado de pastos naturales.

En muchos cortijos hay corrales de gallinas que ponen unos huevos excelentes, la carne de pollo campero carece de hormonas sintéticas y es por lo tanto más sano.
El pescado que se puede tomar en la Alpujarra es fresquísimo, estamos muy cerca del mar y podemos elegir desde el pequeño boquerón hasta las lubinas salvajes que se escapan de los criaderos de la costa y que tan de moda están, la pintarroja de las cazuelas de fideos, o la quisquilla de Motril.

Hablar de las delicias que se toman a diario en las mesas de los humildes alpujarreños, es de ley, porque tomarse un potage bien hecho, con su tiempo reglamentario de cocción, con todos sus ingredientes recién sacados del campo, con amor, etc. es un placer, en estos días, a la altura de las históricas mesas de los mismos reyes.

En el Centro de Interpretación de la Gastronomía de la Alpujarra queremos revivir el gusto por los sabores, elaborar comidas sanas, equilibradas donde paladear los alimentos sea un auténtico placer de dioses.

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